El año nuevo Indígena

Mezquite en flor
Aparte de que la elaboración de estos cursos veraniegos para los niños nogalenses, y cuya preparación fue la razón por la que no escribí los acostumbrados artículos semanales en esta columna, uno de los principales atractivos de esta temporada, les explico a los alumnos actuales del curso de verano de Imfoculta , es la oferta de productos que nos proporciona la naturaleza de nuestro Estado precisamente alrededor de estas fechas de finales de junio y principios de julio.  Así están desde las bellotas, exclusivas de nuestras regiones como Nogales que son puerta a la sierra sonorense, o las péchitas que también se pueden encontrar en los mezquites de casi todo Sonora, o bien las pitahayas que puede uno  saborear en las partes más cálidas del territorio desértico de nuestra entidad.

Todos estos productos pueden ser encontrados en Sonora precisamente alrededor de estas fechas, o sea cuando inicia la temporada anual de lluvias que tenemos en nuestro Estado. Y debido a que  la naturaleza, al menos hasta ahora que ha cumplido con su reloj cíclico anual, tenemos que las lluvias inician a principios de Julio, por lo que ésta es una ocasión magnífica para mostrarles a los niños nogalenses actuales cómo es que los indígenas nativos de Sonora interpretaban ideológicamente a esta temporada  como el inicio de cada año.

Dedicaría el resto de este artículo a los rituales que realizaban los indígenas nativos alrededor de los diversos productos que nos ofrece nuestra naturaleza, por lo que por restricción de espacio únicamente hablaré de los que rodeaban a la cosecha y consumo de la pitahaya (pitaya, Stenocereus Thurberi) y de las distintas “tunas” que también “se dan” por estas fechas.

Planta de la Pitaya
Y aquí es necesario que hable un poco de la ecología de esta planta, que ocurre únicamente desde el Suroeste de Arizona, en Estados Unidos, a través de la región desértica, hasta el centro de Sinaloa y los cañones más secos de Chihuahua. Y en cuanto al mecanismo de propagación de esta planta, que ha desarrollado un fruto que consiste en  “tunas” cubiertas de espinas para protegerlas, y cuando ya han madurado ofrecen una pulpa roja y muy dulce que se encuentra llena de millones de semillitas negras, pulpa que es consumida no únicamente por el hombre sino también por incontables mamíferos y aves que se alimentan con el fruto, y al defecarlas ayudan a la propagación de esta especie.

El dulce fruto de la Pitaya
De esta manera, y únicamente limitándonos por restricciones de espacio a los grupos humanos que habitaron la región aledaña a Nogales, como los Pápagos y Pimas, tenemos que aún hoy se realiza y desde tiempos inmemoriales, la ceremonia anual de la Wígita, cuyo centro geográfico se puede actualmente encontrar en Quitovac, cerca de Sonoyta,

En esta comunidad, uno de los principales actos radica en la recolección de la pitaya para preparar sus jaleas y fermentos precisamente de las tunas del cacto, y que al beberlo en abundancia transmite la idea de que “la saturación del cuerpo con el licor, tipificaba y producía la saturación de la tierra con la lluvia.” Las canciones y discursos pronunciados durante los dos días del proceso de fermentación de la bebida de pitahaya, y durante la ceremonia final de bebida, siempre ha establecido el propósito de que la ceremonia constituye una petición de lluvias. En el momento climático de esta ceremonia, el licor de la pitahaya es ofrecido a cada uno de cuatro representantes indígenas de los cuatro puntos cardinales, junto con una entonación que relaciona su bebida con el acto de la lluvia anual, temporada que empieza anualmente alrededor de los primeros días de julio (En seguida muestro un mapa interactivo de Quitovac y sus alrededores. Puedes acercarte y alejarte, así como moverte en el mapa). Este lugar es uno de los principales lugares de peregrinación de los Pápagos, ya que sus principales leyendas cosmogónicas se centran en este lugar y laguna (si te acercas en el mapa podrás verla).




Así es cómo, durante los primeros días de Julio, empieza la temporada anual de lluvias en nuestra región del Norte de Sonora.  Este fenómeno atmosférico es provocado por la confluencia de varios sistemas de alta y baja presión sobre el Noroeste de México, los que provocan el arribo de humedad procedente del Golfo de México y del de California.

Ahora bien, mientras que la porción serrana de Sonora recibe durante julio alrededor de 150 mm en promedio; Nogales recibe, también en promedio, alrededor de 92 mm en julio y 108 en agosto. Y si recordamos que en esta población el promedio de lluvias según INEGI es de alrededor de 388 mm anuales, tenemos que durante estos dos meses cae alrededor de la mitad del agua que recibimos anualmente. En Nogales, hemos tenido grandes tormentas durante los veranos del 1909 y 1914. Asímismo, la gran inundación del 5 de julio de 1957 que causó cuatro muertes y dejó sin casa a unas 60 familias, y cuya consecuencia fue la construcción del represo de la Granja.

Sin embargo, debemos recordar que estos estragos no son sino resultado del intento de dominar a la naturaleza, aunque tenemos que recordar que, sin el agua que únicamente nos llega a Nogales a través de la lluvia, esta población no podría sobrevivir.

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