Los Nogales y la nueva frontera

La compra de La Mesilla en 1854 vino a alterar la situación internacional entre las dos naciones y en consecuencia también a la región fronteriza. El 12 de octubre de 1854 el dueño de Los Nogales y de Casita, José Elías, acudía ante las autoridades y le pedía a la Tesorería Departamental, en Arizpe, una constancia de la legalidad de su posesión, debido a que “…mis papeles del Rancho de La Casita tienen los requisitos que requiere el Artículo 6 de el reciente Tratado de la Mesilla para que el gobierno norteamericano respete los que queden dentro del territorio que le ha cedido nuestro gobierno. Y como pueda ser que mi relacionado rancho sea de los comprendidos en esa línea  por estar situado poco más o menos en el grado 31 de latitud Norte, quiero, para evitar enteramente todo motivo de cuestión, tener una constancia de que está registrado o anotado en uno de los archivos de tierras de la República, como lo es el que existe a cargo de esa Tesorería…” La mención del rancho de  Casita como que posiblemente fuera el lugar afectado por la nueva frontera, y no el de Nogales que sí lo fué, se debió a que en la mente de su dueño, Casita y Nogales eran el mismo rancho, ya que en el procedimiento de denuncia ambos ranchos habían sido manejados como uno sólo. Unicamente para efectos de papeleo eran distintos.


William Emory
Después de la venta, aún faltaba por medir la frontera misma, por lo que iniciando 1855 eran nombradas las comisiones de México y Estados Unidos para realizarla. Por EEUU fue Comisionado William H. Emory, un militar que tenía entonces 43 años de edad y quien ya había participado en otras actividades relacionadas con la fijación de la nueva frontera entre las dos naciones de México y los Estados Unidos, ya que había sido Topógrafo de Texas, además de haber participado en la medición de la frontera que definiera el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, experiencia que le sirvió para escribir un libro: Notas de un Reconocimiento Militar entre Fort Leavenworth y  San Diego, California, que fuera publicado por el Congreso Estadounidense en 1848, y la calidad de sus mapas, según una biografía reciente de Emory, fue tal que "Tan exactos fueron sus mapas que cuando los ingenieros topógrafos se encontraban buscando rutas posibles para el ferrocarril transcontinental, la ruta más sureña no tuvo que ser medida [otra vez] gracias al magnífico trabajo de William H. Emory."

José Salazar Ylarregui
Por otro lado, a México lo representó el también ingeniero  José Salazar Ylarregui, quien igualmente conocía a toda esta región, ya que había nacido en la Pimería Alta, en Magdalena o en San Ignacio y para entonces tenía unos 25 años de edad, aunque también para entonces había alcanzado renombre nacional debido a la calidad de sus mediciones. Por otro lado, un hermano suyo, Juan, se había quedado en la región de Magdalena y fue administrador del molino harinero de Terrenate.

Sin embargo, Salazar Ylarregui no pudo participar en la medición, ya que fue arrestado y llevado a Chihuahua por los trinunfadores del Plan de Ayutla, que derrotó al Presidente López de Santa Anna.

De esta manera, Emory realizó la medición sólo. Salió de El Paso en febrero de 1855, en donde había marcado el comienzo de la nueva frontera según lo estipulaba el Tratado de la Mesilla, la frontera sería establecida como sigue:

“...a los 31° 47´, y corriendo hacia el Oeste a lo largo del mismo por 100 millas, para después voltear hacia el Sur hasta llegar en una sección meridiana hasta el paralelo 31° 20´. En seguida, dirigiéndose al Oeste a lo largo de este otro paralelo hasta el punto en que encuentra al meridiano 111°; y finalmente, desde este último punto, en una recta hasta otro, situado 20 millas inglesas río abajo de la confluencia entre el río Gila y el Colorado.” 





Una de las mojoneras
Así fue cómo, después de hacer el recorrido de la nueva frontera desde el Este e ir definiendo el nuevo límite sobre el terreno con mojoneras de piedras, como se aprecia en el mapa de arriba, Emory llegaba en mayo siguiente al río Santa Cruz (en el actual Buenavista, al Este de Nogales), y continuó a lo largo del actual camino que, partiendo de Nogales, Arizona, lleva al río Santa Cruz.

De esta manera, después de remontar la loma que sigue hoy el camino, Emory alcanzó las casas del rancho de Los Nogales que se encontraban situadas, dije en otro artículo, cerca del paso a desnivel de donde parte el mismo camino a Patagonia, y aquí encontró que el meridiano 31° 20 sobre la cañada de Los Nogales se encontraba a poco más de 2 kilómetros hacia el Suroeste, mientras que la intersección de este paralelo con el meridiano 111° estaba situada unos 12 Km más al oeste. Hago toda esta explicación ya que es importante para efecto de lo que hablaré en un artículo posterior.




Primera imagen de Nogales
En la intersección del meridiano 31° 20 con la cañada de Los Nogales, Emory mandó erigir otra mojonera internacional, la que estuvo ubicada a unos pasos de la actual garita de la calle Elías, que obviamente no existía aún, ya que por supuesto, Nogales estaba totalmente despoblado entonces. A un lado pasaba el camino de herradura que comunicaba al Norte de Sonora, Imuris y Magdalena hacia el Sur, con los asentamientos situados más hacia el Norte, como Tubac y Tucsón; además, un matorral intentaba ocultar al arroyo. Todo ésto se encontraba a la sombra del cerro con el pequeño acantilado que aún hoy subsiste, inmediatamente al Este de la actual Calle Elías. Sabemos todo lo anterior ya que uno de los expedicionarios, John E. Weyss, dibujó varios paisajes del valle de Los Nogales que se han conservado, uno de los cuales se reproduce en este artículo, los que constituyen las imágenes más antiguas existentes de Nogales.

Estando Emory en Nogales, se reunió con otro de los ingenieros mexicanos, el Capitán Francisco Jiménez, quien había intentado realizar la medición entre el río Colorado y Los Nogales, o sea a través del desierto sonorense, aunque el clima, la falta de recursos y la deserción de su escolta le habían impedido realizar su tarea.

En esa reunión, Jiménez le dijo a Emory que la sección mexicana debía realizar sus propias mediciones y fijar también por su parte el punto de la confluencia entre el paralelo 111° y el meridiano 31° 20’. Al escuchar esto, Emory le preguntó a Jiménez si concebía que el equipo estadounidense fuera capaz de intentar engañarle, a lo que Jiménez respondió que ninguna persona sería capaz de realizar un fraude sobre su propia reputación, y en seguida declaró estar de acuerdo con las mediciones de Emory.

De esta manera quedó establecida la mojonera internacional de piedras que marca la frontera en la entonces despoblada cañada de Nogales, como se muestra en otro grabado que también adjunto, el que que fuera realizado unos cinco años después, en el mismo lugar donde hoy se encuentra el obelisco internacional Número 122, a unos metros de la garita peatonal de la calle Elías.

Obviamente, no había ninguna población por entonces en Nogales, y así continuaría por alrededor de unos 30 años más. Por entonces,  nos recuerda el historiador Miguel Tinker Salas, José Elías, quien además de dueño de Casita y Los Nogales era Prefecto de San Ignacio [después Magdalena], reportaba que desde la llegada de las tropas estadounidensess a La Mesilla, en Arizona, el contrabando, principalmente en ropa y tela, había aparecido en el Norte de su distrito.

De acuerdo con Elías, los comerciantes habían "abierto tiendas en Tucsón y Calabazas [actual Rio Rico] desde las que embarcaban ropa a los pueblos del Estado" e insistía en que el gobierno federal debería establecer aduanas en la frontera misma para controlar ese contrabando. La respuesta del gobierno mexicano, aproximadamente un cuarto de siglo después, sería el establecimiento de cuatro aduanas sobre la frontera misma, en Quitovaquita (cerca del actual Sonoita), en Sásabe, en el todavía despoblado rancho de Los Nogales y en San Pedro Palominas (situado cerca del actual Agua Prieta, que tampoco existía por entonces). Pero todo quedaba en el futuro, además de ser un tema diferente. 

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