La Iglesia Católica en Sonora durante la revolución mexicana

El reto al que me enfrento es al análisis del desarrollo histórico de varias instituciones durante el comienzo de la globalización. Así debe de entenderse éste y los siguientes artículos que tratan, consecuentemente, del desarrollo histórico de esta tendencia mundial, una tendencia que se enfrentaba y continúa enfrentándose a lo local, a lo regional, a lo nacional mexicano, así como a sus fórmulas de solución social en esta región fronteriza, a través de estructuras que fueron en su tiempo locales o regionales, pero que cada vez con mayor intensidad lo son globales, son mundiales.
Por otro lado, el título de este artículo debería ser, más adecuadamente: Las Relaciones entre los Revolucionarios Sonorenses y la Iglesia.

En un artículo anterior hablé del incidente ocurrido a mediados del porfiriato en Alamos, después del fallecimiento de Ignacio de S. Palomares Campoy, cuando los deudos abrieron por su cuenta el templo y celebraron la ceremonia de su muerte, con ausencia del sacerdote. Este hecho desencadenó el que toda esa población fuese colocada en Entredicho por el Obispo (aquí puedes leer el artículo).. El incidente significa que frente a la estructura Católica, toda la población alamense quedaba en duda en relación sobre su sinceridad religiosa, y por lo tanto por orden del Obispo de Sonora no se le practicarían ciertos sacramentos religiosos. Bueno, aparte del significado religioso para los alamenses, eso significaba, desde el punto de vista de la institución religiosa, que había duda acerca de la validez que le darían los alamenses a los diversos  sacramentos religiosos "oficiales".

Pero aparte de esta prohibición, y como indicativo de la autonomía religiosa que se desarrolló en Sonora, tenemos el hecho histórico de que Ignacio de S. Palomares fue tío abuelo materno de Alvaro Obregón Salido, lo que puede explicar el anticlericalismo de éste. 

El Cardenal Giovanni Bonzano
No en vano, en el testamento de Alvaro Obregón, agrega éste: "Mis restos deberán conducirse sin farándula y sepultarse en el cementerio de HUATABAMPO (sic), al lado de los restos venerables de mi madre, sin permitir que sean profanados con ninguna ceremonia religiosa" (enfatizado mío)...

Además, el Dr Ignacio Almada Bay nos dice que en 1915 el delegado apostólico del Vaticano en Washington, Glovanni Bonzano, dirigió un comunicado a Roma, basado en el informe de un capellán militar estadounidense, acerca de los 17 sacerdotes de Sonora refugiados en Nogales, Arizona: había uno que enseñaba gramática en una escuela privada, el que era notable por su embriaguez e inmoralidad, además,

“…los demás son buenos sacerdotes, pero increíblemente perezosos … no hacen otra cosa que comer, dormir y tomar las limosnas de la misa. Los sacerdotes mexicanos acusan a los españoles de dar escándalo y viceversa. La sobrina de Calles, gobernador militar de Sonora, fue seducida hace algunos años por un sacerdote de Hermosillo. La noticia se conoció entre el clero y los soldados por medio de una viñeta en una postal.  ¿Se le castigó? No, fue premiado por monseñor Valdespino con promoción como rector de la catedral de  Hermosillo. Más tarde, sedujo a otra muchacha en San Miguel.”

Ya sabemos que Ignacio Valdespino fue obispo de Sonora entre 1901 y 1913. Preconizado por el segundo Obispo de Durango, Santiago Zubiría y Manzanera, quien a su vez fue sobrino de otro de los grandes de la historia de Sonora, el Obispo José Antonio Laureano Zubiría y Escalante, nacido en Arizpe, en la esquina Sureste de la actual plaza principal.

Pero regresando a nuestra crónica, agrega Almada hablando sobre los sacerdotes sonorenses, y ahora citando al Delegado apostólico en México, que describía en 1913 al carácter de los sonorenses:

“Los fieles, en general son ignorantes en materia religiosa y como están diseminados en lugares muy distantes y el clero es escaso, no pueden recibir instrucción religiosa. Los fieles están adormecidos y faltan a su práctica religiosa. Los hombres difícilmente se presentan en la iglesia…”

Alvaro Obregón y su gabinete. Elías Calles a su derecha
(izquierda en la imagen)
De esta situación, concluye Almada que:

“las raices del discurso moral de Obregón y Calles puede rastrearse hasta aquí: contra la inmoralidad y la codicia del clero, contra el alcoholismo y a favor de la escuela gubernamental y los festivales cívicos. Su anticlericalismo está vinculado al contexto de choque cultural con lo venido de fuera: el ejército federal, la inversión  extranjera, los chinos, los estadounidenses, los mexicanos, el obispo, el clero, el triunvirato mismo…”

Sean éstas o no las verdaderas causas del anticlericalismo de los revolucionarios de Sonora, lo cierto es que ya desde el 16 de marzo de 1916, el Gobernador de Sonora, Plutarco Elías Calles, les dio un plazo a los sacerdotes que había en la entidad para que salieran del Estado en 48 horas. En su opinión, eran espías y malos elementos que se entrometían en la política estatal. Como consecuencia, el Padre Mateo Deyreux, fue expulsado de Nogales. 

Para entonces, el Obispo Valdespino había sido cambiado en 1913 de Sonora a Aguascalientes, y durante todos estos años el Estado se quedó sin obispo, por lo que el decreto de expulsión debió de ser extremadamente duro para la preservación del catolicismo sonorense. 

Como consecuencia del cierre de los templos, en 1918 unos nogalenses pidieron darle otro uso al antiguo templo de la Purísima Concepción, que ya tenía dos años desocupado. La solicitud, sin embargo, no prosperó debido a que un año después, el 24 de abril de 1919, Calles firmó un decreto que permitía la presencia de un sacerdote por cada 10 mil habitantes en Sonora, para un total de 26 sacerdotes en todo el Estado. Así fue cómo Deyreux regresó a Sonora, aunque fue asignado a Navojoa, y en Nogales lo sustituyó el Padre Jose María Pablos, quien, a manera de mayor referencia, fue tío abuelo del Dr. Nicolás Pineda Pablos, del Colegio de Sonora.

Para entonces, acababa de ser promulgada la Constitución Mexicana de 1917 que incluía medidas anticlericales como la de que la educación en México sería secular; y prohibía que la Iglesia participara en la educación primaria. Se prohibían las órdenes monásticas así como el culto afuera de los templos y otra disposición más que restringía la propiedad de las Iglesias. 

El Obispo Juan Navarrete
Sin embargo, la principal restricción constitucional resultó ser la de que los miembros del clero no tendrían derechos políticos. Y  aunque no se hizo cumplir la ley de  inmediato, sus disposiciones pendían sobre las cabezas del clero sonorense.

Este fue el escenario bajo el cual el Papa Benedicto XV designó al Pbro. Juan Navarrete como XIV Obispo de Sonora el 8 de junio de 1919. Un mes después de consagrado en la Catedral de Aguascalientes, llegó a Sonora; entró al Estado por Nogales, y a la Catedral de Hermosillo el 12 de julio de 1919 para iniciar su obra de recuperación de la obra católica en la entidad, podríamos decir, después del periodo misional sonorense. A su llegada se encontró con solo 21 Sacerdotes, no pocos de ellos ancianos y enfermos.

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