Bacoachi y sus conmemoraciones

El fin de semana pasado fui al  Río Sonora. Es que no únicamente en la región fronteriza de Sonora, con capital en Magdalena, se realizan festividades en esta temporada. También en Bacoachi se recuerda al patrono de esa población: el Arcángel San Miguel alrededor del 29 de septiembre, en una antigua celebración que ha sido reformada a través de los siglos, modificada primero por la presencia misional, luego la de los franceses a mediados del siglo XIX y nuevamente hoy.

En primer lugar, y analizando el origen de porqué se le asignó a Bacoachi la advocación del arcángel San Miguel, tenemos que era el "Capitán de los Ejércitos del Señor," o sea el protector militar de la Iglesia.

Esta vocación guerrera de San Miguel queda corroborada en su representación, en la que aparece vestido con túnica, como cualquier otro ángel, pero con una espada o una lanza en una mano y en la otra un globo coronado por una cruz, representando al universo sobre el que Miguel tiene poder en nombre de Cristo. Esta es la imagen del arcángel que se venera en el templo de Bacoachi.

Iglesia de Bacoachi
Lo que sigue es meramente inferencia mía, ya que no la sostiene ninguna interpretación documental. Los indígenas no sometidos vinieron a sustituir en la mentalidad de los españoles a los antiguos infieles moros, en este caso eran los habitantes de las regiones ignotas situadas más hacia el Norte. Así, cuando los Franciscanos iniciaron su labor misionera en la década de 1630 gracias a Don Pedro de Perea,  Bacoachi fue interpretado como frontera entre los territorios incorporados al cristianismo, situados más al Sur, y aquellos ubicados en "las regiones de infieles," hacia el Norte; territorios habitados por Apaches, Sumas, Jumanos, etc. y el Arcángel San Miguel se encargaría de defender esa frontera contra los infieles.

Parece ser que el nombre de Bacoachi, cuya designación original parece ser Cuchibacoachi, se deriva de mantantial , tal vez relacionado con el terreno pantanoso situado al Norte de esa población, ya que la raíz "bac" significa verde, agua.

Y ya después, durante la Colonia, en Bacoachi fue establecida la sede de la Compañía Volante de los Opatas, mientras que durante ciertos periodos de su historia, el poblado funcionó como asentamiento de Apaches "mansos," aquellos que se acogían para vivir en paz con los colonos hispanos.

Hoy, todo eso ha quedado en el ayer. En Bacoachi se celebra el Arcangel San Miguel con fiestas que duran varios días, cuando la gente del lugar baja la loma rumbo al Norte y pasa el día en las márgenes del Río, cerca del pantano que le diera nombre al pueblo, en unas celebraciones curiosamente relacionadas con el agua; hay también carreras de caballos, bailes y otras diversiones más. En ocasiones son tantos los autos, que es necesario esperar por horas para lograr pasar el vado. El antiguo ceremonial que acompañaba la interpretación de Bacoachi como lugar fronterizo va siendo sustituido por otros que recuerdan el fin de otro ciclo de vida de la tierra; igual que en Magdalena.

Sin embargo, Bacoachi no cuenta únicamente con esa festividad anual como atractivo para mostrarle al visitante. En cualquier día del año es obligatoria una visita al edificio de la escuela frente al templo, plaza intermedia, construida gracias a la herencia de José Ignacio Terán y Tato quien dejó 40 mil pesos oro para esa construcción al fallecer en Francia en 1868. Y aunque esa cantidad se perdió ocasionando una polémica que consumió los rumores sonorenses a mediados del siglo XIX,  de cualquier manera el legado sirvió para construir la escuela primaria del lugar.

Además, también se puede visitar dentro del poblado, siguiendo la calle Francia y antes de bajar al río, la Colonia Francesa, fundada por ciudadanos de esa nación, de la que únicamente nos han quedado las antiguas construcciones.

El Picacho de Bacoachi y algunas ruinas mineras
Y frente a Bacoachi, ahora situados dentro del rancho de Humberto de Hoyos, el Carricito, antes llamado Bacasobabi,  un nombre Ópata con raíces sospechosamente parecidas a las del nombre del poblado, puede encontrarse un mundo de oportunidades de entretenimiento, siempre amparado por la sombra del cercano Picacho de Bacoachi, lugar icónico igualmente con ruinas de antiguos minerales.

Ruinas de antiguos placeres dentro del Carricito
Y dentro del rancho se encuentran las ruinas de las antiguas "labores" de lavado de oro en las que trabajaban los franceses de Bacoachi, las que podrán ser visitadas guiados por Humberto; son placeres que aún hoy son explotados por uno que otro gambusino. Y ya que estoy en el tema, también se puede programar una estancia en el rancho con su dueño.


Finalmente, dentro del poblado se puede ver el terreno en donde recientemente desapareció el antiguo cementerio, lugar de descanso después de regresar al olvido eterno de los restos de José Juan Elías González, patriarca de esa familia en Sonora, así como los de José María Salazar, héroe del 6 de abril en Caborca. O también, como corolario podremos visitar a Zoila Salazar, Cronista del lugar, quien gustosa pasará las horas con el visitante, contándole anécdotas del antiguo Sonora, de ese Sonora que se niega a desaparecer y continúa reinterpretando el pasado.

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