Los Velasco y San Lorenzo

Inserto este pequeño artículo a propósito de la conmemoración del 50 aniversario del descubrimiento de los restos del misionero Eusebio Francisco Kino, en la vecina Magdalena, artículo que pertenece a una ponencia que presenté allí con ese motivo.

Desde hace muchos años me preguntaba cuál sería el origen del poblado que está situado en las afueras de la ciudad de Magdalena de Kino, hacia el Sur, llamado San Lorenzo. No he hallado documentación que trate de su fundación, como tampoco se le menciona como visita misional de su vecina Magdalena, por lo que la historia de este hoy pequeño aunque antiguo poblado era totalmente desconocida para mí.

Pues bien, el otro día me encontraba platicando con Marco Antonio Ortez Monroy, quien es el Director del Museo comunitario en Magdalena, cuando de repente me lanzó la explicación del origen de San Lorenzo, precisamente cuando hablábamos del 50 aniversario del descubrimiento de los restos de Kino, también ocurrido este mayo,  aunque de 1966.

Repasábamos lo que se sabe acerca de cómo ocurrió el descubrimiento; me contaba que los demás restos humanos que fueron hallados entonces probaban, sin lugar a duda a falta de un examen de ADN que entonces no existía, que se trata en efecto de los restos del misionero. A los pies de Kino pueden ser vistos por cualquiera que se asome a la cripta, otros restos humanos en entierros secundarios que están colocados a los pies del esqueleto principal. Y si acudimos a los registros de la iglesia, encontramos que el misionero, Agustín de Campos, llevó y enterró a los pies de Kino los restos de otros misioneros Jesuitas fallecidos por entonces en otros lugares  y que fueron reinhumados allí: Manuel González y Gonzalo Yturmendi.

Además, en la entrada de lo que se suponía que pudieran ser los cimientos de  la capilla, fueron hallados por los investigadores otros restos más.  Bueno, también consultando los registros parroquiales de Magdalena, encontramos el registro del entierro, de Salvador Noriega, un sirviente de Lorenzo Velasco en su rancho de San Lorenzo, quien había sido inhumado  en Magdalena en "la puerta de la Capilla de San Javier" el 8 de agosto de 1739. Este hecho también sirvió para que se pudiesen identificar los cimientos de la iglesia.

Intentando identificar quién fue Lorenzo Velasco, acudimos a lo escrito por Don Garate, un historiador estadounidense conocedor de la historia del periodo,  quien nos dice que Velasco "era dueño de la mayoría de la plancha de plata de 2,500 Lbs. descubierta en San Antonio de Padua" Este lugar no es otro que nuestro Planchas de Plata, situado al Suroeste de Nogales, descubierto en 1736, y que alcanzó fama mundial a mediados del siglo XIX, al grado que alimentó ideológicamente las expediciones filibusteras que azotaron a Sonora por entonces.

De él, nos dice Garate, que con el producto de la plata que había hallado, se hizo de un rancho cerca de Santa Ana en donde trabajaban vaqueros,  jardineros, había una fábrica de zapatos, así como una escuela a la que dotó hasta de maestro, lo que nos habla de los intereses que tenía. Agregaría, además, que aledaño al predio de San Lorenzo, se encuentra otro terreno que aún hoy se llama La Sabina, igual que el nombre de la esposa de Velasco, María Sabina Moraga. Hasta aquí lo que me contó Ortez, asunto que me despertó la curiosidad y me puse a investigar más.

Esta investigación me llevó a descubrir todo un mundo de información acerca de la conformación de la economía de la antigua Pimería Alta, de sus metodologías económico-sociales, así como de las relaciones familiares, mismas que se formaban  entonces,  relaciones que le dieron forma a lo que conocemos como sociedad pimalteña.

Desafortunadamente, el espacio de que dispongo aquí no me permite extenderme más sobre los vericuetos de este asunto, ya que se requeriría de un  libro completo para explicar cada uno de ellos, así que únicamente me asomaré al tema de la familia Velasco.  Esa familia, encontré que  se extiende e influencia, como lo prueban los registros parroquiales de los parientes de Lorenzo Velasco y de Salvador Noriega,  a apellidos que fueron notabilísimos de esa etapa de la historia de la Colonia en la Pimería Alta. Fueron apellidos como los Robles, los Elías, Salazar, Celaya, Terán, etc.

Lorenzo Velasco, quien debido a la plata encontrada y los negocios que desarrolló con ella, ha llevado a que un historiador Español contemporáneo nuestro, Fernando Martínez Láinez, haya dicho "se convirtió en el ranchero más rico y el hombre más poderoso de la región" tuvo, como digo anteriormente. varios hijos con María Sabina, entre  quienes estuvo José Francisco Velasco, nacido en Altar por 1785 y de quien aparece su registro matrimonial, en Hermosillo, el 29 de febrero de 1821 con María del Carmen Noriega. Nuevamente, surge aquí el apellido Noriega. ¿Sería casualidad o no que el apellido de su mujer y del sirviente ent.errado en Magdalena  fuesen iguales? No lo sé aún.

De cualquier manera, este Velasco fue Alcalde de Hermosillo, y autor de un libro clásico en la historiografía sonorense del siglo XIX: "Noticias Estadísticas del Estado de Sonora," lo que nos demuestra su interés por el conocimiento de nuestra región. Además, a través de su mujer, o tal vez debido al sirviente de su padre o por ambos, se relacionó con los notables del centro del Sonora de aquellos años. Fueron apellidos como Loayza, Camou, Gil, Yrigollen, etc.  Tal vez, no he hallado aún la prueba concluyente, que también se relacione con el apellido Healy Noriega, quienes fueron los fundadores del periódico El Imparcial, de Hermosillo. Además, debo agregar que aún existe la fachada de su casa en Hermosillo, situada exactamente a espaldas del actual Palacio del Gobierno de Sonora,  y que actualmente es un negocio.

Este Francisco Velasco fue padre, a su vez, de Carlos Ignacio Velasco Noriega, nacido en 1837, abogado que fue nombrado en 1857 Juez de Distrito en Altar, lo que es otra muestra de la continuidad de la conexión de los Velasco con la Pimería Alta. Carlos Velasco fue electo Diputado por Arizpe dos años después,  aunque debido a la agitación política sonorense, y por ser partidario de Pesqueira, alrededor de 1865 se cambió a Tucsón. Seguirían  periodos en que la situación política amainaba o se agitaba nuevamente, aunque Velasco decidió quedarse en Tucsón.

El 21 de septiembre de 1878 salía a luz en ese poblado el primer ejemplar de "El Fronterizo," publicado por Carlos Velasco, que fue un periódico escrito en Español que duró hasta la década de 1930, y trataba asuntos que promovían el orgullo de los mexicanos así como  la cultura nacional, contribuyendo de esta manera a promover el sentido de cohesión, que  era tan necesario en esa época.

Sin embargo, las acciones de Carlos Velasco no quedaron allí, sino que en 1894 fundó la "Alianza Hispano Americana," que fue una sociedad de ayuda mutua y de organización política que llegó a ser poderosísima al extenderse a todo el Suroeste de Estados Unidos y Norte de México, como se ve en la imagen adjunta,que corresponde a la Corresponsalía de la organización en Hermosillo.  Baste considerar que en 1925, aunque suene increíble, contaba con un patrón de más de 20 millones de miembros, ya que entre sus acciones estaba la de proporcionar de un seguro de vida a los miembros, lo que la hizo extremadamente apreciada entre los mineros de Sonora o de Arizona. Además, inspiraría ya durante la Segunda Guerra Mundial a organismos tucsonenses como la Asociación Hispano Americana de Madres y Esposas, que fomentó la moral de los soldados chicanos que luchaban en el frente. Entre sus logros estuvo el de la venta de más de un millón de dólares en bonos de guerra y estampillas.

Sin embargo, a Carlos Velasco ya no le tocó ver esa situación, ya que había fallecido en Tucsón el 16 de octubre de 1914.

De familias como la de Velasco, de sus relaciones, de sus características, de sus errores y cualidades surgió la sociedad del Norte de Sonora y del Sur de Arizona, sociedad que conocemos como pimalteña, sociedad que se vería afectada a través del tiempo por otros procesos históricos que, en su conjunto, han venido a formar nuestra idiosincrasia.  Es innegable que en vidas como la de Lorenzo Velasco se fue formando un ethos particular que nos distingue como sociedad. Y en lugares como San Lorenzo, al Sur de Magdalena, se originó todo.

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