El 27 de agosto de 1918

Veíamos, en el artículo anterior, las disposiciones que fueron exacerbando los ánimos de los nogalenses (estas se pueden ver aqui),  únicamente esperando el momento adecuado para aflorar. Eran alrededor de las 2 de la tarde del 27 de agosto de 1918 cuando un mexicano, Zeferino Gil Lamadrid, caminaba entre las vías del ferrocarril, desde Nogales Arizona hacia Sonora, muy cerca del cruce ferroviario que hay a un lado de la Garita principal.

En la estación del ferrocarril de la vecina población se encontraban el celador A G Barber y el militar William A Tucker, mientras que el soldado William H Klint, cuidando la línea divisoria, estaba un poco más al sur. Además, del lado mexicano de la línea estaban los celadores Francisco Gallego, Andrés Ceceña y Alfredo Galván.

Los estadounidenses creyeron que ocultaba algo debajo de las ropas, según declararían más tarde, por lo que Barber le ordenó en Español por tres ocasiones que se detuviera, aunque sin ser obedecido. Luego sacó su pistola, volviéndole a ordenar hacer alto.

Arriba incluyo un plano de la región del enfrentamiento, mientras que en seguida pongo una fotografía de la misma región. Se ve un ferrocarril cruzando la frontera, mientras que abajo se alcanza a ver el que fuera consultorio del Dr. Priego, y que actualmente es una agencia aduanal. Pero resumamos nuestra crónica.

Al ver la conmoción, se aproximaron los celadores mexicanos, quienes le dijeron al mexicano que no se detuviera. Entonces, el guardia con su rifle trató de cortarle el paso al mexicano, y aquí las versiones difieren, aunque el resultado fue que los participantes  en esta etapa del enfrentamiento fueron heridos, algunos mortalmente, mientras que Gil Lamadrid salió ileso del mismo y se perdió entre la gente.

Vino luego un momento de calma que algunas versiones  hacen durar hasta una media hora, hasta que llegaron de Camp Little (situado cerca de la confluencia de Grand Ave. con Mariposa), un destacamento de soldados de color al mando del Cap. Robert J. Mashburn, quien se dirigió al oeste de Nogales, ordenó colocar una ametralladora arriba del cerro de la Crawford, y envió al Cap. Joseph D. Hungerford a cruzar la frontera para apoderarse del cerro situado al este de Nogales. Y aunque éste fue muerto durante el asalto, sus soldados continuaron avanzando por ese lado del poblado. Además, el Cap. Roy Morledge, quien se encontraba al mando de otra tropa se apoderó del hotel Abadie, desde donde sus soldados empezaron a disparar sobre los mexicanos.

Al escuchar los primeros disparos, el presidente municipal de Nogales, Félix Buenrostro Peñaloza interviene, intentando detener la violencia, aunque es alcanzado por un disparo, quedando tirado en la banqueta hasta que “algunos vecinos , por medio de cuerdas  [lograron meterlo] en la Botica del Dr. Priego”. Y mientras el éste lo atiende, Peñaloza permanece consciente, y según declarará después el Dr. Priego, le dice al doctor que “no vaciló en exponerse a una muerte segura pero en su calidad de Presidente Municipal creyó cumplir con su deber." Y así sucede, ya que fallece unos minutos después por hemorragia interna.

Mientras sucede ésto, el Comandante de la Guarnición de Nogales, Son., Cap. Adalberto J. Abasolo, les ordena a sus soldados no participar en la lucha, aunque reparte rifles a los civiles que acuden a pedírselos, a la vez que afuera de la población un tren con soldados yaquis, al oír los disparos acuden a ayudar, y el Tte. Cor. Enrique Buelna, a su mando, se dirige a uno de los cerros situado al este de Nogales con soldados de caballería a desalojar a los estadounidenses, y así se generaliza el combate hasta que, al obscurecer se ordena  hacer alto al fuego.

Si deseas conocer más sobre este asunto, puedes hacerlo aquí.

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