El Templo de la Purísima Concepción de Nogales

Es mucho lo que ha cambiado el templo católico de la Purísima Concepción de Nogales desde su dedicación. De acuerdo con las fotos más antiguas existentes, que remontan el comienzo de su construcción a 1886 o 1887, originalmente consistió éste en un galerón hecho de adobe con una longitud de 20 metros por doce de ancho y techo de lámina de dos aguas que no contaba con cúpula ni torres de campanario. Como único adorno de la fachada había una crucecita que la remataba.

Ahora bien, al acudir a los libros del Archivo Histórico del Estado de Sonora, encontramos los registros de la apertura de un templo católico, dirigido por el Pbro. Patricio Sánchez, de Magdalena, y quien asistía en la nueva iglesia nogalense. En sendos oficios del 15 de octubre de 1890, dirigidos tanto al Presidente Municipal, Próspero Sandoval, como al Gobernador del Estado, Ramón Corral y al Obispo de la Diócesis de Sonora, Dn. Herculano López de la Mora, Sánchez  les informaba de lo anterior.

El primer bautismo, según los libros de la propia parroquia, se realizó el 7 de febrero de 1891, y aunque en el Archivo del templo faltan los primeros registros parroquiales de matrimonios o defunciones, por el Archivo del Registro Civil sabemos que hubo matrimonios ya desde finales de 1884.

Probablemente la más importante de todas las modificaciones que ha tenido el templo consistió en el enjarre del edificio y que se le agregó una fachada de piedra, acojinada en la fachada y ciclópea a los lados, lo que da una idea de que los recursos existentes no fueron suficientes.

Para realizar esta obra se llevó a cabo, el sábado 27 de junio de 1896 un concierto organizado por la Sra. Laura de Chenoweth, en el que participaron , entre otros, la Sra. de Fernando Braun con una selección de la ópera Carmen, seguido por una selección de La Tormenta, cantado por las Sras. de Chenoweth y Braun. Después destacaron varias piezas musicales tocadas en mandolín, tocadas por Fernando y Manuel Ortiz. Les seguiría Enrique Acevedo con su vena cómica ya conocida de todos, interpretando Caballero de Gracia. Esta comicidad ya conocida de Acevedo le serviría el siguiente mes de agosto, cuando una banda de indígenas atacó al nuevo edificio de la Aduana, y al verse descubierto Acevedo, los confundió al empezar a lanzarle vivas a Teresa Urrea, lo que  utilizó éste para escapar de sus presuntos captores. El concierto continuaría con otras piezas, entre las que destacaron la interpretación de La Niña Pancha realizada por la Sra. de Chenoweth, y las de piano de la hermanas Eloísa y Jesús Ramírez.

Es ilustrativo saber quiénes fueron las personas mencionadas en el párrafo anterior. Laura Escalante de Chenoweth fue hija de Vicente Escalante. Nacida en Hermosillo 21 años antes, lugar del que su padre fue Alcalde, casaría en 1898 con el Dr. William F. Chenoweth, quien a su vez había nacido en 1865 en Ohio, y después de estudiar medicina en la Univ de Cincinnatti, vino a Sonora en donde se empleó como cirujano del Ferrocarril de Sonora, además de relacionarse con posesiones mineras, como por ejemplo la de Cerro Prieto, situada al Noreste de Cucurpe. Otra hermana de Laura Escalante fue Amparo, quien había casado en 1888 con el entonces Secretario de Gobierno de Sonora y futuro Vicepresidente de la República, Ramón Corral.

Otro individuo que merece mencionar de esta lista fue Enrique Acevedo, quien era empleado de la Aduana, y casaría en 1898 con Ana Elias, hija de José Elías y Ana Salazar, dueños originales de Los Nogales. Finalmente, Eloísa Ramírez casó con Alberto Mascareñas Navarro. Fue hija de Don Cirilo Ramírez, quien fuera Secretario de Gobierno de Sonora y Gobernador interino del Estado, magistrado del Supremo Tribunal de Justicia de Sonora,  por muchos años editor del periódico oficial del Estado, y quien construyó de su bolsa el Teatro Ramírez, que estuvo situado en donde actualmente se halla el Edificio del Estado. Esto nos da una idea de sus inclinaciones musicales. Después de la revolución, acompañó a su esposo, Alberto Macareñas, a la Ciudad de México, a donde fue éste, llamado por Plutarco Elías Calles para que se hiciera cargo del Banco de México.

Pero regresando a nuestra crónica, vemos que conseguidos los recursos económicos para la adecuación del templo, la obra se le encargó al contratista E. B. Hogan, quien concluyó su trabajo en noviembre siguiente. Ese retraso, como es de deducirse, se debió a lo copioso de las lluvias veraniegas de entonces, aunque de cualquier manera continuaron siendo realizados los oficios religiosos mientras se adecuaba el templo.

Cabe agregar que el día 3 de julio siguiente, el edificio más antiguo de Nogales desaparecía cuando fue demolida la que fuera cantina de John Brickwood, situada exactamente sobre la frontera misma, a un lado  del Monumento 122, para formar la Calle Internacional del lado estadounidense.

Pero el espacio se me agota, así que dejaré para otra ocasión el concluirlo.

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