los primeros pobladores de la región

Continuando con los temas iniciados en el artículo anterior, y como lo prometí, en primer lugar menciono algunos de los apellidos de los primeros europeos en Sonora, españoles que fueron traídos por Perea de Chihuahua. Obviamente, hubo algunos mineros que debieron llegar antes y que en forma desorganizada trabajaron en esta región sin dejar mayor registro de su paso.

Entre los apellidos de origen español relacionados con Perea, están los de sus familiares cercanos, como el nombre de su mujer, María de Ibarra; el de Juan Munguía Villela, yerno suyo que se considera el fundador de Santa Cruz, sobre el río del mismo nombre y actualmente municipio situado al Este de Nogales.

Un poco más hacia el Sur, en San Lázaro, también estuvo otro yerno, José Romo de Vivar, quien tenía un rancho ganadero en esa planicie, y cuya semejanza en el nombre con el de los médicos nogalenses es meramente coincidencia, ya que ellos llegaron el siglo XX, originalmente de Aguascalientes.

Sin embargo, las márgenes del río Santa Cruz no deben de ser consideradas, de ninguna manera, como el lugar en donde se establecieron originalmente esos primeros europeos, sino Tuape, en la margen del Río San Miguel, o bien el Río Sonora, cerca de Banámichi. Estos primeros españoles en Sonora vivieron, primero en el Real de Santiago y San Pedro de los Reyes (hoy se desconoce su ubicación precisa. Únicamente se sabe que estuvo al Este de Tuape), y al agotarse el mineral allí en la década dee 1650, se cambiaron al mineral de San Juan Bautista, cerca de Cumpas, la que de esta manera se convirtió en la primera Capital de Sonora.

Entre otros nombres de los primeros pobladores europeos de Sonora tenemos a Luis Pérez Granillo (tomando ambos apellidos o por separado, ya que sabemos que ambos apellidos se han extendido actualmente por toda la geografía sonorense) , quien fuera el descubridor inicial de las minas de Nacozari, Martín Bernal, Melchor de Robles, Juan de Oliva, aunque también están loso apellidos Bautista, Bojórquez,  Martín, Miranda, Domínguez, Grijalva, Ayala, etc. A sus apellidos deberemos agregarle los de otros españoles que llegaron a Sonora por el Sur de la entidad, o que lo hicieron durante la época misional, o en fechas posteriores. No es, éste, sin embargo, un artículo dedicado a los primeros pobladores de Sonora, así que dejo aquí este tema.

Pictografías en la Cueva de la Pulsera
Ahora bien, inmediata hacia el Norte de Cucurpe se encuentra la Cueva de la Pulsera, cuyas pictografías muestran algunas construcciones que Beatriz Braniff en su tesis doctoral LA FRONTERA PROTOHISTÓRICA PIMA óPATA EN SONORA, MEXICO, además de dibujar, interpreta como tipís,  "me  parece que son chozas de estilo "tipi" donde se amarran las varas del domo, en la parte superior."

Pictografías en la Cueva de la Pulsera

Posteriormente en el mismo volumen tercero de su tesis, la autora describe, también dibujando,  los cimientos de estas casas que:


"son usuales en la región del Soldado ... con una apertura y cimiento y postes para la entrada, la que seguramente estaba techada; de cimiento circular sencillo con agujeros para postes que lo circundan, con círculo sencillo y agujeros por dentro del círculo, incluyendo dos centrales. También los hay de planta rectangular ... [las que corresponden a] chozas en forma de domo con una estructura de postes que se amarraban en la parte superior cubierta de esteras de carrizo. Estas casas se mencionan específicamente en Aribabia en el Bajo San Pedro, en Sudaison sobre el Gila cerca de Casa Grande, en Aktciny, San Agustí de Oiaur y San Xavier del Bac en el medio Santa Cruz..."



Estos cimientos aún hoy pueden ser encontrados en esa región cercana al río San Miguel.




Casaa tradicional sonorense "en foso."
Es decir, fueron casas de nómadas o seminómadas, lo que se entiende por su carácter efímero, es decir con vocación para ser levantadas en cualquier momento, y que  por lo tanto eran diferentes a las tradicionales sonorenses, pertenecientes a habitantes sedentarios, dedicados a la agricultura, y que eran conocidas como "de foso." o sea excavadas en el suelo.

Un pregunta que surge, espontánea, después de ver esta manifestación de su cultura, es: ¿Porqué defendían tan acerbamente este territorio? O lo que es igual ¿De qué vivían?

un antiguo horno para quebrar el pedernal
Afortunadamente, nos han dejado rastros de su actividad. No se sabe con certeza la edad de su ocupación del lugar, aunque es probable que cuando desarrollaron esta cultura, desconocida en la región, no había desarrollado el ser humano las herramientas que posteriormente, desde nuestra perspectiva moderna, consideramos como tradicionales.

Digo lo anterior ya que cerca del lugar hay un afloramiento de pedernal que utilizaban para fabricar sus proyectiles y herramientas, y al no contar con adelantos tecnológicos, utilizaban el calor del fuego para quebrar las piedras de pedernal, del que afortunadamente para nosotros nos han quedado restos de los "hornos" en donde quebraban esa piedra para fabricar sus herramientas. Esta fue una "costumbre" muy generalizada en la región, ya que encontramos restos de estos hornos.

Otra manifestación de la permanencia de su ocupación, que debió ser extensa, la encontramos en una especie de altar que se encuentra en el mismo lugar, cercano al río San Miguel, y que el autor de este artículo interpreta como una representación primitiva de alguna pareja deidad en la que las cabezas de ambos seres pueden ser vistas como los órganos reproductivos, tanto masculino como femenino.

Pero cambiando nuevamente de tema, alrededor del Km. 20 de la carretera de Magdalena a Cucurpe, el viajero encontrará dos "cerros cuates" a la izquierda del camino. Sobre uno de ellos, el más cercano al valle de Magdalena,  quedan aún trincheras que indudablemente tuvieron una función defensiva por lo inclinado del cerro, y están en la salida del paso que comunica al río San Miguel con el Magdalena, de donde infiero que posiblemente allí, o cerca de alli fue en donde se realizó el encuentro militar entre Perea y los indios Himeri del que nos hablan las crónicas más antiguas de Sonora, y que correspondería también al camino que siguiera el misionero Eusebio Francisco Kino, después de su llegada a Dolores y su cambio de ruta para fundardespués San Jose de Imuris, que se encuentra cercano a este lugar. Indudablemente, para la época de la visita de Kino, ya los indios Imeri no se encontraban en  la región, por haber sido absorbidos por la  población preexistente en la región o algún otro fenómeno socioeconómico prehispano de la región. El único hecho es la mención en los primeros documentos de la presencia hispana en la región de su ferocidad. En el video que incluyo de uno de estos cerros, cerca del final del mismo se alcanza a ver el Valle de Magdalena al fondo del paisaje.



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