Nogales durante los Tratados Internacionales, de HIdalgo y de la Mesilla

En 1834, diez años después de que México adoptara el régimen federal, como vimos en el artículo anterior de esta serie, José Elías había obtenido el título de los terrenos en donde hoy se encuentra esta población fronteriza, terrenos que entonces le pertenecían totalmente a nuestra nación.

Dos años después, en el largo proceso de formación de lo que conocemos como México, en 1836 era promulgada la Constitución Centralista de nuestro país, conocida como Las Siete Leyes, misma que suplía a la Constitución Federal de 1824.

Esta Constitución establecía al  Supremo Poder Conservador,  entre cuyas principales funciones estaba la de "declarar cual es la voluntad de la nación"  en momentos de conflicto o disputa.

Esta mentalidad paternalista hacia el populacho era el afloramiento del temor a la revolución social, como lo ejemplificaba la reciente revolución Francesa: el temor era que la gran mayoría de la población mexicana, que  vivía en una pobreza extrema, se rebelara contra el orden establecido, ya que la emancipación de España había significado para muchos un deterioro de sus condiciones de vida, ya deprimidas de por sí.

De esta manera, intentando recuperar los valores perdidos durante la Independencia, en México se adoptaría el régimen centralista entre 1836 y 1843, en abierta pugna con la mentalidad liberal en nuestro país, al mismo tiempo que la sociedad mexicana adoptaría la  estructura centralista de gobierno con una "nostalgia del pasado."

Este cambio entre un país que daría bandazos entre los regímenes federalista y centralista, había sido precedido por una añoranza por los "tiempos felices de estabilidad pre independentista." añoranza que había provocado una purga en la que miles de antiguos funcionarios se vieron privados de sus empleos y de su prestigio.

Aún el vicepresidente Anastasio Bustamante o los generales Miguel Cervantes o Felipe Codallos,  miembros de la Suprema Corte o del antiguo Gabinete, como Lucas Alamán, se vieron afectados profundamente, a la vez que el Obispo de  Puebla, Pablo Vázquez, debió marchar al exilio. En resumen, ningún "aristócrata" como se les llamaba entonces, se vio libre de esa limpia. Aún en Sonora al abuelo de Alvaro Obregón, o al padre de Manuel María Gándara, españoles, les había tocado la expulsión de los Españoles de México como parte de este proceso de intentar recuperar el pasado.
Santa Anna

Como solución a este problema se pensó que una persona podría resolver esos problemas de la nueva nación. Este personaje era Presidente de México desde 1833. Su nombre, Antonio López de Santa Anna. A él le tocarían esos cambios entre los regímenes federalista y centralista en México, a los que se agregaría el de su personalidad dentro de un país que se debatía con la definición misma de su identidad.

Al mismo tiempo, en Sonora se iniciaba la llamada "Guerra de Castas" en la que se enfrentaría José Urrea, federalista nacido en Tucsón, Sonora, con Manuel María Gándara, centralista  proveniente del centro del Estado.

Gándara, centralista
En Sonora, en 1843 terminaba el periodo misional en la Pimería Alta; el último franciscano que quedaba abandonaba la enorme región, y cuando se le encargó al cura de Cieneguilla que hiciera un reporte de las misiones de la zona, contestó que había visitado San Ignacio y Cocóspera, no aventurándose más al norte debido al temor a los ”carnívoros apaches”, aunque agregaba que había oído de “un pueblito llamado Tumacácori”, el que confundió con San Xavier del Bac.

General José Urrea, federalista
También por entonces José Joaquín Elías, quien sería Representante ante la Asamblea Departamental en 1846 y era primo del futuro dueño de Los Nogales, al igual que muchos de los criollos sonorenses de aquellos tiempos, adquirió en renta las temporalidades, o sea las  tierras de siembra de las antiguas misiones de Santa Cruz, de San Ignacio y de Cucurpe.

Es decir, ocurría entonces un acelerado proceso socioeconómico que auguraba cambios estructurales profundísimos de la sociedad, los que se manifestarían en forma inmediata.

El espacio no me alcanza para cubrir a fondo todas las facetas de esta situación,  así que nos conformaremos con esta carencia, aunque en algún artículo posterior, aunque someramente, tocaré el  tema de la injerencia estadounidense en el México de aquellos años.

Los ranchos cercanos a Nogales
En la región de Nogales, en septiembre 30 de 1826, una década antes de que José Elías adquiriera Los Nogales, José Juvera había denunciado en Sonora, los terrenos del rancho abandonado de la antigua familia Romero, en el Río Santa Cruz, al Este del futuro Nogales, en Buenavista, así como el de María Santísima del Carmen, mientras que su viuda, Josefa Morales, en 1831 adquirió ese rancho por $190.  Pasaron los años, y en 1851  los herederos de Juvera vendieron el rancho de Buenavista a Hilario Gabilondo.

Después sobrevino, aunque el espacio no me permite tampoco extenderme sobre el tema de sus causas, la Guerra de Estados Unidos contra México, y en la región del actual Arizona  el Batallón Mormón, único cuerpo militar abiertamente religioso permitido en la nación vecina, participó en esa guerra, realizando una marcha a finales de 1846, la que atravesó el Sur de  la nación vecina y el Norte de Sonora actual, ya que, siguiendo el río Santa Cruz, pasó por el poblado del mismo nombre y por los ranchos establecidos en sus márgenes de los que hablo más arriba en este artículo. Es decir, atravesó una antigua Pimería Alta que cambiaba a pasos aceleradísimos, y siguió el cauce de ese río, al Este del actual Nogales, población que obviamente entonces no existía. Pasaron rumbo a Tucsón y más allá hacia California.

Entrada del Ejército Estadounidense a México
En 1848, el Tratado de Guadalupe- Hidalgo, que concluyó la guerra, en su artículo V dice, que aparte de perder, además de Tejas, los actuales Estados de Nuevo México, parte de Arizona y California, la frontera internacional  con Estados Unidos en Arizona quedaría en el actual Phoenix, a lo largo del río Gila, según reza el artículo V del mismo:



"La línea divisoria entre las dos repúblicas comenzará en el Golfo de México, tres leguas fuera de tierra frente a la desembocadura del río Grande, llamado por otro nombre río Bravo del Norte, o del más profundo de sus brazos; si en la desembocadura tuviera varios brazos; correrá por mitad de dicho río, siguiendo el canal más profundo, donde tenga más de un canal, hasta el punto en que dicho río corta el lindero meridional de Nuevo México; continuará luego hacia occidente por todo este lindero meridional (que corre al norte del pueblo llamado Paso) hasta su término por el lado occidente; desde allí subirá la línea divisoria hacia el norte por el lindero occidental de Nuevo México, hasta donde este lindero esté cortado por el primer brazo del río Gila (y si no está cortado por ningún brazo del río Gila, entonces hasta el punto del mismo lindero occidental más cercano a tal brazo, y de allí en una línea recta al mismo brazo); continuará después por mitad de ese brazo del río Gila hasta su confluencia con el río Colorado; y desde la confluencia de ambos ríos la línea divisoria, cortando el Colorado, seguirá el límite que separa la Alta de la Baja California hasta el mar Pacífico."

Fue así cómo  Estados Unidos tomó posesión de la porción Norte del actual estado de Arizona, que entonces formaba parte del Territorio de Nuevo México. Es decir, era la porción ubicada al Norte del río Gila que, como sabemos, se encuentra cerca de la capital arizonense, Phoenix, ciudad que entonces no existía, ya que sería establecida como comunidad agrícola hasta 1867.

Ahora bien, el proceso que llevó al cambio de nacionalidad de lo que se conoce como región de la Mesilla, que comprende en Arizona a la región que comprende desde la actual frontera hasta Phoenix, ocurrió así.

En 1851, llegaba  a Sonora un grupo de 88 franceses al mando de Charles de Pindray y se establecen como colonos cerca de Cocóspera, en Vado Seco, aunque poco después Pindray es muerto en Carbó. Para entonces se ha formado la Compañía Restauradora de las Minas de la Arizona con la intención de abrir y explotar las  legendarias minas de Planchas de Plata que ya hemos visto en un artículo anterior, y aunque logran una concesión del Gobierno de Sonora, ésta es declarada inválida por el gobierno federal.

Desobedeciendo las órdenes superiores, el Conde Gastón Raousset de Boulbon, que la dirigía en Sonora,  desembarca en Guaymas al mando de 240 hombres armados el 1 de junio de 1852. Para agosto está en Sáric,  Boulbon proclama la independencia de Sonora y en octubre va a Magdalena.

Al no encontrar la respuesta que esperaba de los sonorenses se dirige al centro del Estado, donde es derrotado por las fuerzas nacionales y deportado. Sin embargo, no escarmienta y en 1854 regresa nuevamente al mando de otro grupo de franceses armados e intenta tomar Guaymas, siendo derrotado el 13 de julio y poco después fusilado.  De cualquier manera, la fama de Planchas de Plata de la Arizona quedará subyacente en la mentalidad de la región, y cuando se integre el territorio que adquiera la nación vecina, el mismo recibirá el nombre de Estado de Arizona .

Pero regresando al Batallón Mormón, los informes que surgieron de su viaje a lo largo del Río Santa Cruz, desataron las ambiciones territoriales por la región de La Mesilla, como se le conoce también a esta región. La razón era que la misma ofrecía, además de una ruta que al mismo tiempo evitaba las serranías que obstaculizaban el paso más hacia el Norte, además de que igualmente ofrecía la oportunidad de construir un ferrocarril que atravesase ambos litorales de la nación vecina, ruta que quedaría libre de las nieves invernales.

En 1854, intentando adquirir ese territorio que había sido descubierto por el Batallón Mormón, como consecuencia del Tratado de la Mesilla también la porción ubicada al Sur del río Gila, y hasta la frontera actual, cambiaba  de dueño, y pasaba a Estados Unidos, según reza el Art. I del mismo:



Partiendo del río Bravo, a los 31° 47´, y corriendo hacia el Oeste a lo largo del mismo por 100 millas, para después voltear hacia el Sur hasta llegar en una sección meridiana hasta el paralelo 31° 20´. En seguida, dirigiéndose al Oeste a lo largo de este otro paralelo hasta el punto en que encuentra al meridiano 111°; y finalmente, desde este último punto, en una recta hasta otro, situado 20 millas inglesas río abajo de la confluencia entre el río Gila y el Colorado y siguiendo después al río hasta encontrar la frontera ya establecida entre ambas Californias. 

Ahora sólo faltaba establecer la nueva frontera sobre el terreno, lo que ocurrió en 1855.

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